Mat. 18:15-17
No son muchos los que comprenden plenamente la disciplina de la Iglesia y la necesidad de esta. Ser miembro de una iglesia es visto, muchas veces, de una manera floja por aquellos que no ven su necesidad de adherir a pauta de conducta bíblica. Dios ha dado a la iglesia la autoridad de disciplinar a sus miembros cuando se viola la pauta.
Considera tres avenidas de pensamiento en cuanto a este asunto:
* Las personas que se han de disciplinar.
*El proceso de la disciplina.
*El propósito de la disciplina.
I. Las personas que se han de disciplinar.
La Biblia señala por lo menos cuatro categorías de personas que la iglesia ha de disciplinar:
A. La persona que comete un mal contra un hermano. (Mat. 18:15-17)
B. La persona culpable de inmoralidad. (1 Cor. 5:1, 13)
C. La persona que es culpable de conducta escandalosa. (2 Tes. 3:6) Este principio abarca una ancha escala de problemas de conducta que pudieran dañar la iglesia.
D. La persona que es culpable de herejía. (1 Tim. 6:3-5; Tito 3:10, 11)
1. El entremetido en lo ajeno que no quiere trabajar. (2 Tes. 3:10, 11)
2. Aquellos que consistentemente desobedecen la Palabra. (2 Tes. 3:14)
3. Aquellos que son ociosos. (1 Tes. 5:14)
4. El fornicario, el avaro, el idólatra, el maldiciente, el borracho, y el ladrón. (1 Cor. 5:11)
II. El proceso de la disciplina.
La Biblia nos instruye en cuanto al proceso de administrar la disciplina en la iglesia:
A. La confrontación por el hermano perjudicado o por la primera persona que supo del problema. (Mat. 18:15; Gal. 6:1)
B. Si fracasa la confrontación privada, un testigo o testigos son llevados ante el perjudicador para confirmar el asunto o asistir en efectuar el arrepentimiento del perjudicador. (Mat. 18:16)
C. Si el perjudicador rehúsa arrepentirse, el asunto se presenta ante la iglesia congregada. (Mat. 18:17; 1 Tes. 5:14)
D. Si el perjudicador, siendo disciplinado, rechaza la reprimenda de la iglesia, se le debe ex comunicar de la comunión de la iglesia. (Mat. 18:17; 1 Cor. 5:4, 13; Tito 3:10; 2 Tes. 3:6-15)
III. El propósito de la disciplina:
Hay dos propósitos para la disciplina:
A. Para el bien de la iglesia.
B. Para el bien de la persona disciplinada.
1. Para proteger a la iglesia del contagio del pecado de la persona disciplinada. (1 Cor. 5:6) Si se le permite continuar en el pecado, puede tentar a otros en la iglesia y para esto debemos alejarnos en amor de aquellos que están siendo disciplinados a no ser que sea para guiarles al arrepentimiento de esta manera debemos recordar o enseñar a los nuevos creyentes o creyentes inmaduros de no ser tropiezo en este proceso asociándose con estas personas o hermanos.
2. Para proteger a la iglesia de las doctrinas falsas. (1 Tim. 3:15; Judas 3,4)
3. Para proveer una advertencia a otros. (1 Tim. 5:20; Hch. 5:11)
4. Para proteger el testimonio de la iglesia.
5. El propósito es la restauración. (Heb. 12:5-11; Gal. 6:1)
Ilustración: El fornicario de 1 Cor. 5, se arrepintió y fue restaurado a la comunión de la iglesia. (2 Cor. 2:4-8)
6. El propósito es para salvarle de la muerte física, la cual vendría, como juicio, si continuara en su pecado. (San. 5:19-20)
Conclusión
La tendencia humana de aquellos que se disciplinan es de rebelarse, pero deben someterse humildemente a la disciplina y arrepentirse. Todos debemos ser advertidos y debemos respetar la autoridad de las Escrituras con respecto a esto y de la practica de la disciplina y gobierno de la iglesia.