Tomando la historia de nuestro Salvador sobre el hombre rico y Lázaro, el pastor Moore ofrece una descripción general de la oración del hombre rico dividida en tres partes, y extrae lecciones para nosotros de cada una.

Primero, las circunstancias de esta oración sirven para instruirnos. El rico oró cuando vio el reino de Dios; oró fervientemente por un sentimiento de necesidad y en gran agonía, pero oró demasiado tarde.

En segundo lugar, las peticiones de esta oración están destinadas a nuestra corrección. Oró a la persona equivocada, preguntó por el libertador equivocado y buscó el agua equivocada.

En tercer lugar, la respuesta burlona a esta oración es para nuestra solemne advertencia. Abraham lo llamó “hijo”, le pidió “que recuerde” y “que considere lo que se ha perdido”. Finalmente, se le dice que el infierno es para siempre. Y este terrible hecho se burlará eternamente de sus habitantes.