En este tratado, Thomas Boston desafía al lector con varias verdades punzantes sobre la regeneración.

• La regeneración es absolutamente necesaria para que hagas cualquier cosa aceptable para Dios.
• Sin regeneración no hay fe; sin fe es imposible agradar a Dios.
• Si no has nacido de nuevo, todos los intentos de reforma no son nada a los ojos de Dios.
• Las oraciones de los no regenerados son una abominación para el Señor. Si este eres tú, ¿qué deberías hacer?

De acuerdo con Boston, debes “fijar tus pensamientos en Él tal como el evangelio lo ofrece completamente en tu caso”. Es decir, la muerte de Jesús en la cruz satisfizo perfectamente la justicia de Dios, trayendo justicia eterna para los pecadores arrepentidos. Termina con una advertencia severa, declarando claramente que si uno no nace de nuevo y continúa en ese estado hasta la muerte, hubiera sido mejor que nunca hubiera nacido.